Decir ‘lo comprendo’ no significa estar de acuerdo'

Decir ‘lo comprendo’ no significa estar de acuerdo

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¿Sabes lo que les pasó a Hannah Arendt y a Umberto Eco cuando intentaron comprender una realidad que era difícil de entender para ambos? Si le hago esta pregunta a un buen amigo me respondería, «les dieron hasta en el cielo del paladar». Y sí, algo así sucedió.

Ellos querían comprender lo que les parecía difícil de digerir y chocaba frontalmente con sus creencias y valores; algo que les resultaba incluso doloroso. En lugar de criticar esa realidad y enjuiciarla ¿qué hicieron?, intentar entenderla mejor. Y fue a ellos a quienes les llovieron duras críticas. ¿Alguna vez te ha sucedido algo parecido? ¿O tal vez has sido tú quien ha criticado a otra persona cuando le has oído decir «comprendo por qué Fulanito o Menganita actúan de ese modo»? Comprender no significa estar de acuerdo. Esta premisa debemos tenerla clara cuando hablamos de «diálogo».


Hannah Arendt, gracias por tu trabajo


Hannah Arendt, filósofa alemana de origen judío, viajó a Jerusalén en 1961 para escribir sobre el juicio a Adolf Eichmann. El New Yorker la contrató como periodista para cubrir la noticia e informar a sus lectores sobre el curso de ese mediático juicio. De ella se resalta su afán por captar «eso de más valor (la vida, la muerte, el absoluto) que se halla en juego en el corazón de las cuestiones históricas y políticas concretas» (Arendt, 2015); destaca su deseo por comprender lo incomprensible.

Su manera de retratar a Eichmann es tan cercana que enseguida se logra entender por qué hizo lo que hizo. Hannah fue duramente criticada al mostrar esa cara humana de alguien que había dado orden de exterminar a millares de judíos. Como judía, su propia comunidad se puso en su contra. La película me gustó mucho y transmite muy bien este conflicto generado. La lectura del capítulo segundo del ensayo en donde habla de «El acusado» nos muestra esa particular mirada.


“Comprender no significa negar lo terrible. Significa analizar y soportar conscientemente la carga que los acontecimientos nos han legado (…)”

Hannah Arendt (1993)


Umberto Eco, es tu turno


Creo que todos recordamos la fecha del 11 de septiembre del año 2001; es más, creo que nos acordamos exactamente de qué estábamos haciendo cuando vimos las imágenes de los aviones estampándose contra las Torres Gemelas. Inolvidable. Umberto Eco, también escritor y filósofo, impactado por la magnitud del atentado, escribió varios artículos en un intento por comprender por qué había sucedido eso, ahondar en qué lleva a una persona a meterse en un avión y estamparse contra un edificio lleno de gente. Otra vez emerge aquí esa necesidad, tan humana, de intentar entender lo aparentemente incomprensible.

Eco partía de una premisa que nos es conocida hoy más que nunca: vivimos en tiempos complejos en los que entender es necesario pero no siempre es fácil. Con estas palabras comienza el artículo en el que, el propio escritor, se defiende de las críticas recibidas al intentar entender a Bin Laden (llegaron, incluso a acusarle de justificar esas acciones terroristas).


«(…) vivimos en tiempos oscuros. Y no sólo por las cosas trágicas que están sucediendo, sino también porque, para entender lo que está sucediendo, sería necesario ser muy sutil, y en cambio estos no parecen ser tiempos de sutileza

Umberto Eco (2011)

Estos «tiempos oscuros» (también los de hoy) requieren que nos alejemos de las «cruzadas blancas y negras» para «cultivar esa profunda sabiduría que nuestra cultura nos ha transmitido, la capacidad de hacer distinciones». Hagamos, pues, el esfuerzo de distinguir entre EXPLICAR, COMPRENDER, JUSTIFICAR y COMPARTIR.


Explicar, comprender, justificar, compartir


Explicar una realidad es observarla y, de manera objetiva, mostrar lo que ahí sucede, por qué sucede, qué elementos entran en juego en ese suceso y de qué modo se relacionan. Es verdad que no estamos libres de sesgos y que algo siempre se filtra, pero el objetivo de la explicación es el de mostrar la realidad en su gama de grises. Nosotros la simplificamos pero explicarla requiere ahondar en los elementos que operan en la (complejidad de la) misma. Comprender, entender, supone zambullirnos en las motivaciones de las personas que hacen que actúen de ese modo. ¿Qué le lleva a alguien a hacer esto y no lo otro? ¿En qué contexto cultural vive quien actúa como actúa para hacer lo que hace y como lo hace? Justificar hace referencia a aquello que yo considero que es legítimo o no de acuerdo con mis valores. «Uno entiende a la persona, pero no puede justificar la elección». Compartir implica reconocer que «yo hubiese hecho lo mismo» en esa situación.

Creo que esta escala no la tenemos muy bien interiorizada y que enseguida saltamos del segundo al último concepto. Un paseo por las redes sociales creo que dan buena muestra de esto que digo.


Y todo esto ¿qué tiene que ver con el «diálogo»?


Cuando hablo de diálogo me esfuerzo por romper una comprensión generalizada que se tiene de ese concepto. Dialogar no es llegar a un acuerdo, dialogar es descubrir y también sostener el desacuerdo.

Creo que el diálogo requiere bucear bien en las diferencias (enfoque de disenso) sin intentar diluirlas en pro de un acuerdo que, en ocasiones, es complejo o imposible de alcanzar (además de no tener por qué ser importante). El diálogo, desde esta perspectiva que llevo tiempo publicando en Redes Sociales con el hashtag #DissensusDrivenDialogue, descansa en la necesidad de explicar y comprender, no tanto de llegar a compartir, o no compartir, estar o no de acuerdo. Necesitamos habitar ese lugar, el del dis-sentire, más tiempo para abrazar los matices. Es más, debemos hacer un esfuerzo extraordinario por ver el mundo a través de esos ojos ajenos, ojos que sienten distinto.

Decir «lo comprendo» no significa estar de acuerdo. Estos dos eventos – comprender una realidad y posicionarnos ante ella – pueden guardar mucha distancia en el tiempo; son independientes aunque en ocasiones los hacemos inter-dependientes (si entiendo algo es que estoy de acuerdo con ello, es más, lo justifico). Nada más lejos de la realidad. Yo puedo entender algo y no posicionarme, puedo posicionarme frente a algo sin llegar a entenderlo del todo; puedo cambiar de parecer ante una realidad al entenderla más, o simplemente al intentar entenderla.

Finalmente, lo más importante, no caigamos en la trampa (me incluyo como receptora de esta advertencia) de posicionar a otros cuando hablan en voz alta sobre una realidad porque tal vez sólo intentan comprenderla mejor.

Espero que este artículo te resulte útil. Si crees que puede interesar a otras personas, ¡compártelo!, me hace ilusión. Gracias.




Etiquetas: Diálogo Comunicación

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